¿Qué sabes de sobre la vacuna rusa?
La vacuna Gam-COVID-Vac Lyo, también conocida como Sputnik V, producida por Gamaleya Research Institute of Epidemiology and Microbiology, es una vacuna que emplea vectores virales.
Un vector viral es virus modificado que funciona como un transporte para introducir material genético exógeno (extraño) en interior del núcleo de una célula. El uso de vectores virales como terapia génica requiere que se le eliminen de los genes que dotan al virus de su capacidad infecciosa y patógena, dejando únicamente aquellos que introducen y sustituyen material genético por el gen terapéutico en el interior del núcleo de la célula. De esta forma el virus modificado no puede causar enfermedad, pero lleva al núcleo de la célula información para que la replique.
La Sputnik está formada por dos adenovirus modificados (Ad26 y Ad5) que transportan un gen para la producción de una proteína que se encuentra en el virus de SARS-CoV-2 que produce el COVID-19. Cuando el mismo cuerpo de la persona receptora produce la proteína desata una reacción del sistema inmunológico para producir defensas o anticuerpos. De esta forma se espera que si la persona estuviera expuesta al virus de verdad los anticuerpos combatan la infección impidiendo que la persona se enferme. En los primeros ensayos, la vacuna rusa, se administró por vía intramuscular en una serie con de dos dosis con un intervalo de 21 días.
La vacuna fue dada a conocer al mundo a través del Presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, quien anunció su registro en un mensaje el 11 de agosto. "Sé que funciona de forma bastante efectiva, produce una fuerte inmunidad y, repito, ya pasó todas las revisiones necesarias". Expresó Putin, quien añadió que una de sus hijas ya la había recibido y que el único efecto adverso que experimentó fue fiebre de 38 °C de durante un día. La única otra referencia publicada sobre esta vacuna es de The Moscow Times donde se informó, sin mayores detalles, que una segunda fase de ensayos clínicos involucró a 100 personas.
Al momento ninguna autoridad sanitaria en los Estados Unidos o la Organización Mundial de la Salud se ha expresado avalando la misma. De hecho, varias distinguidas personalidades del campo científico se han expresado escépticos hacia la misma. Por ejemplo, el Dr. Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud, declaró: "En este punto, no tenemos toda la información sobre la vacuna rusa. Es imposible en este momento hacer una evaluación. Solo después de una revisión de todos los datos es posible decir si la vacuna es segura y efectiva"
Respecto a la vacuna, el Dr. Farheem Younus, jefe de enfermedades infecciosas de University of Maryland Upper Chesapeake Health enfatizó: "¿La vacuna rusa es buena? Se probó en 76 voluntarios. No se hicieron ensayos de fase 3. Una buena vacuna se prueba en 20.000 a 30.000 voluntarios. No conocemos su seguridad y su eficacia. Pero SÍ SABEMOS que en vacunas es mejor ser buenas que ser las primeras".
En una emergencia como la que se vive por la pandemia de COVID-19, hay que acelerar ciertos procesos, sin embargo, solo cuando se cuente con toda la garantía de calidad, seguridad y eficacia y solo después de tener acceso transparente a los datos para la revisión exhaustiva y certificación por autoridades pertinentes como OMS, FDA y CDC podremos decir si se puede o no contar con una vacuna contra COVID-19.
Escrito Original de Taisha Meléndez Larroy, MPH
Coordinadora del Programa Educativo en Vacunación de Adultos
VOCES, Coalición de Inmunización y Promoción de la Salud