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Implicaciones neurológicas y cognitivas del COVID-19

Taisha Meléndez Larroy, MPH

VOCES


Nos hemos acostumbrado al COVID-19, el problema es que apenas reconocemos lo que nos sucede después. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) las personas llaman a las afecciones persistentes al COVID-19 por varios nombres, tales como afecciones posteriores al COVID-19, COVID-19 de larga duración, COVID-19 posagudo, efectos a largo plazo del COVID-19, secuelas posagudas y COVID-19 crónico. También se utiliza el término secuelas posagudas de la infección por el SARS-CoV-2, para referirse a un subgrupo de afecciones persistentes al COVID-19


Estos términos para referirse a secuelas a largo plazo o síndrome pos-COVID-19 implica una variedad de síntomas nuevos, recurrentes o continuos que las personas presentan después de haberse infectado, incluso cuando sus síntomas fueron muy leves o imperceptibles. Los signos asociados al Long COVID pueden durar meses o años y puede causar discapacidad temporera o permanente. La mayoría de los signos están asociados a las funciones neurológicas o cognitivas. Reconocer estos cambios y buscar ayuda especializada a tiempo puede ayudar a recuperar la capacidad que se ha visto afectada.


Según la neuróloga Michelle Monje, de la Universidad de Stanford, el deterioro cognitivo es potencialmente reversible en casos donde no han ocurrido accidentes cerebrovasculares o infección cerebral directa. Así que si se experimenta neblina mental, dificultad para concentrarse, encontrar palabras correctas o realizar múltiples tareas luego de haberse infectado con COVID-19, sepa que la atención adecuada puede ayudarle a recobrar la normalidad. Otros signos a nivel neurológico que no solemos relacionar con el COVID-19 y que sobre todo en la adultez tardía pueden pasar desapercibidos son la confusión, irritabilidad, dolores de cabeza, mareos, pérdida de memoria y autonomía.


Mientras más pronto se reconozcan estos signos y se implementen estrategias correctivas como ejercicios cognitivos, por ejemplo: juegos de memoria, rompecabezas, juegos de palabras; más fácil será para el paciente sobreponerse a estas secuelas del COVID. Así que es muy importante no solo que lo reconozcamos en nosotros mismo, si hemos contraído la infección, sino que podamos ayudar a otros a reconocer los cambios. Los cuidadores de personas con necesidades especiales deben prestar atención a cambios en estados de ánimo que puedan manifestar irritabilidad o dolor de cabeza y otros indicadores de los signos como mareos.


Evitar las complicaciones de Long COVID es tan sencillo como prevenir la infección. La forma de prevención que ha probado ser más segura y efectiva es la vacunación. Asegúrese de adquirir su vacuna actualizada contra COVID-19 en cada temporada. Protéjase usted y a los suyos.


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